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DESCRIPCIÓN DE ROY ORBISON ...Una voz que tiene piel y es un consuelo …La sinuosa carretera del alma …El camino hacia la noche sin regreso …Este mundo… y renacer en la muerte …Que extraño es el mundo …Tocar los bordes del universo …La realidad cruda, sanguinolenta; atrae y repele …Encontrar el cielo al destilar la oscuridad hasta convertirla en luz …Sentarse en la mecedora a tejer con la guitarra y amamantar las sombras, alimentar los abismos …El mundo de tal-vez-soñar o duermevela, donde la vida es sueño y los sueños son …La vida es sueño y los sueños Sueños son. Por: José Agustín
Brinncamos el ligero fandango y damos marometas en suelo Me sentí un poco mareado pero las multitudes pedían más El cuarto zumbaba fuerte y el techo se fue volando Cuando pedimos otro trago El mesero trajo otra charola Y así fue como después Mientras el molinero decía su cuento su rostro en un principio fantasmagórico adquirió una sombra más blanca de palidez Ella dijo que no había motivos y que la verdad ahí estaba para verse pero yo me perdí entre las barajas y no le permití que fuera una de las diecisiete vírgenes vestales que ya se iban a la costa y aunque tenía los ojos abiertos igual podían haber estado cerrados Y así fue como después mientras el molinero decía su cuento su rostro en un principio fantasmagórico adquirió una sombra más blanca de palidez. Por: Keith Reid CIERRA LOS OJOS Y CIERRA Me gustaba sentarme y oír la lluvia que caía lentamente, llevaba mis rodillas hasta el mentón y veía tu rostro de nuevo. El fuego proyectaba sombras atemorizadas en la pared y el tiempo lento se deslizaba desde el reloj del salón. Mis ojos hacen trucos en el escenario de mi mente y los recuerdos de mis años desgastados se vuelven el velo del tiempo. Ata tus manos y jira en círculos, cierra tus ojos y cierra la puerta, ya no me veras como lo hacías como lo hiciste antes. Los ciegos hacen gestos cuando tú giras y te vas, se tambalean mirando la nada de lo que solías decir, y el amor se sonroja locamente buscando un sitio donde estar para hacer un recuento de lo que has tomado y de lo que en verdad te corresponde. Por: Peter Rowan EL FUTURO Regrésame mi noche destrozada mi cuarto secreto, mi vida secreta Se está muy solo aquí, ya no queda nadie a quien torturar. Dame el control absoluto sobre cada alma viviente y tiéndete junto a mí Nena, te lo ordeno. Dame crack y sexo anal llévate el único árbol que queda y rellena el agujero en tu cultura. Regrésame mi muro de Berlín devuélveme a Stalin y a san Pablo Ya he visto el futuro, hermano: es un asesino Las cosas se deslizarán hacia todas direcciones, No habrá nada, nada que se pueda medir ya. La borrasca del mundo a cruzado el umbral y han invertido el orden del alma Cuando dicen arrepiéntete que querrán decir Cuando dicen arrepiéntete que querrán decir No me conoces del viento nunca podrás nunca pudiste Soy el pequeño judío que escribió He visto surgir y caer a las naciones he oído cuentos, me los se todos Pero el amor es la única máquina de supervivencia. A tu sirvienta aquí se le ha indicado que lo diga claro Que lo diga frío: se acabó, ya no se va más adelante. Y ahora se detienen las ruedas del cielo y puedes oír la galopante cosecha del diablo. Prepárate para el futuro: es un asesino. Se romperá el antiguo código de Occidente tu vida secreta explotara de pronto Habrá fantasmas habrá fuegos en el camino el hombre blanco bailando. Verás a la mujer colgada de la cabeza sus rasgos cubiertos por la ropa caída y todos los pinches poetitas ahí vienen tratando de sonar como Charlie Manson Regrésame el muro de Berlín regrésame a Stalin y a san Pablo dame a Cristo o dame a Hiroshima Destruye hoy a otro feto no queremos niños de cualquier modo. Ya he visto el futuro nena: es un asesino Las cosas se deslizarán en todas direcciones No habrá nada, nada que se pueda medir ya. La borrasca del mundo a cruzado el umbral y ha intervenido el orden del alma. Cuando dicen arrepiéntete que querrán decir Cuando dicen arrepiéntete que querrán decir. Por: Leonard Cohen EL AMOR QWERTYUIOPÑLKJHGFDSAZXCVBNMNBVCXZASDFGHJKLÑPOIUYTREWQWERTYUIOPÑLKJH TYUUJKLKJHHESIDOEMBATIDOPORLASBATALLASASDELAVIDAGFDS OEIQWERTZXNCVBNMÑLELAMORQUEHABÍASIDOMIALIADOJKHGFDSAQWERTYUI FGHJKJBVCXDURANTEELCAMINOMEHAVOLTEADOLA ESPALDAZASDFGHJKLÑPOIUYTREWQASDFGHJKL TREWQDFGQUEESLAESPERANZALHJ EKLÑENLACALMAMNBVCXZAS YPODERCURARMELAHERIDAXZASD POIUYTQUEMEHAPROVOCADOLAVIDA NBVCXZASDYDEJEDESANGRARFGHJK HJKLÑMNAHORAPROCURARENOFIARME NBVCXZASDFGHDELOQUELAVIDAMESGHIIJ DEJEJKLÑPOIUYTREWQASGHIIJKLÑPOIUYTRE XCWQASDFGHJKLÑMNBVCXZASDFGYLASANOMALÍASNOME DEJANVERHJKLÑLPOIUYTREWQASDFGHJKLÑMKLÑPOBVCXZA TRANCEAZUL
CLAPTON ES DIOS Me hallaba en el zócalo de Cuautla cuando de pronto se me acercó un hombre de unos sesenta años y facha de extranjero. Llevaba el pelo muy cortito, barba rala y canosa, y una enorme chamarra de piel a pesar de que la temperatura era de 32 grados. Hubiera jurado que era Eric Clapton, pero que era imposible que el gran guitarrista estuviera ahí y en ese momento. -¿Me permites que me siente en esta banca? –me preguntó. -Si, claro –dije, y me corrí al extremo, a pesar a pesar de que había espacio suficiente, Él sonrió. -ya sé que no tengo por qué pedir permiso, las bancas son públicas, ¿verdad?, pero yo entiendo a los que no quieren tener a nadie cerca. Dicen que el pobre ser humano, el del vale de lágrimas, a no ser que ejercite el ejercite el acto amoroso, procura establecer una mínima distancia de cualquiera que este cerca. -Así es, pero aquí hay bastante lugar. No estás violando mi hipotético e intangible espacio personal. ¿ya te han dicho que eres igualito a Clapton? -Yo soy Eric Clapton –dijo, un tanto desolado. -Fíjate. -…Yo mismo me siento así. De hecho, en estos últimos días quisiera no ver a nadie, no saber nada de nada. Esto es muy difícil para mí, tu comprenderás, por que yo siempre estoy en todos lados, en todas partes y todos los tiempos. -Ah, ¿te cae? -Sí, en este mismo instante también estoy en Londres, fastidiado de la música, de todo, y…Ahora estamos en el desierto de Gobi…efectivamente, para mi pasmo absoluto, de pronto nos hallamos en lo alto de una duna de un desierto; si decía que era el Gobi yo no tenía por qué dudarlo, pues no se veía nada más que arena… -Cierra la boca –me dijo y comprendí que la tenía totalmente desencajada-. Vámonos de aquí…Y entonces de nuevo estábamos en le zócalo de Cuautla, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando vi en la banca contigua José María Morelos platicando con Emiliano Zapata. Estaban tranquilos, inmersos en la conversación, pero eso no podía ser, por qué todo indicaba que nos hallábamos en el año 2000, además que entre Morelos y Zapata mediaban cien años. El hombre de la barba canosa me veía sonriendo -¿Ya estas entendiendo? Te voy a dar un último ejemplo. Entonces desapareció Cuautla y ahora nos hallábamos en Jerusalén, en la última sena de Jesucristo, sólo que en ves de doce apóstoles a la mesa vi a Leonardo da Vinci, José Clemente Orozco, Diego Rivera, José Vasconcelos, Nezahualcóyotl, Federico Nietzsche, sor Juana Inés de -¿Que tal, eh? –oí que me decía mi compañero. Me hallaba pasmado, pero alcancé a ver que de nuevo estábamos en nuestra banca del zócalo de Cuautla. -Sí, yo soy Eric Clapton –me dijo-. Y ahora te voy a dar un regalito… En ese momento hizo lo que me pareció un pase de mago y de pronto ante mí apareció un disco. Era blanco, pesaba y no se leía ningún titulo en la portada. -A ver si te gusta. Es mi más reciente obra –me dijo. Y en ese momento se desvaneció en el aire nítido de la mañana. Por: José Agustín
Por: José Agustín
El CUARTO Te veo en un cuarto oscuro, solo una luz tenue ilumina tu silueta, tan hermosa que acapara toda mi atención, mis pupilas se dilatan al ver el contorno de tu cintura, al tiempo que tu bata se desliza como queriendo llamar aún más mi atención, persigo con la mirada tus hombros y me encuentro con la línea que atraviesa tu espalda, la recorro y a la ves voy observando los detalles que me deja ver tu silueta, el caminar de mis ojos es interrumpido por el manto blanco que me impide el deleite de tus caderas.
Dejas caer por completo la túnica blanca para que yo me excite con tu figura, das media vuelta, y me miras fijamente a los ojos, yo, queriendo alcanzarte, encuentro un impedimento, estoy encima de una silla, unido de pies y de manos a ella, y una mordisca que no me deja decir una sola palabra, mi balbuceo, solo se oye para mis adentros, y el frío del cuarto hace que se me erice más rápido la piel, así que solo me queda soportar tu embate.
Tus ojos verifican mi rostro, como queriendo cerciorarse que soy yo la victima a quién tu querías ésta noche, tomas mi cabeza violentamente con tu mano izquierda dejando al descubierto mi cuello, olfateas y a su vez buscas la zona más vulnerable para tu acto inicial, deslizas la palma tu mano derecha sobre el pedazo de cuello descubierto, una y otra ves, mientras tu mano izquierda me sigue deteniendo del cabello bruscamente.
Tu mano derecha pasa del cuello al pecho hasta verificar que estoy listo para en batirme, tu mano regresa al punto donde estaba y por última ves vuelve a recorrer mi cuello, para solo después encajar tus dulces y excitantes colmillos, tu mordida es tan profunda que siento como me causa un poco de daño, pero el placer llega justo con el mordisco, siento como te deslizas para quedar unida a mí en un solo movimiento.
Es domingo y es de mañana, la cortina está totalmente abierta, la luz deja ver los escondijos que no pude ver antes, una silla con el respaldo del lado derecho roto y mi esposa me ha traído el desayuno a la cama, trae su bata puesta el pelo un poco alocado, y yo, tengo una cicatriz en la pierna. Por: TRANCEAZUL MUERA EL ROCK Sí, nada como elegir una buena peluca, por que no una bien fresa, como de alguien que se hizo tubos toda la noche y luego le dice a todo el mundo: ¡es padre ser fresa, simón! o una larga desgreñada, bien punketa o punkorrienta. O con rizos rubios o la clásica afro. Y luego los tacones, muy sluttish, en botas o zapatos, pero altos y pesados, como para aplanar pavimento. Y la falda o los pantalones de tela metálica y brillante y entalladísimos, que dejen ver el bulto de estas locas. Y pintarse. Parte decisiva de la diversión. Ya con la cara emplastada como personaje de Fellatio, perdón Fellove, es decir: ¡de Fellini! Salimos al rol y le mandamos un carajo al rockete que oímos y que ignora que ha muerto y que nosotras, muñecas neoyorkinas, vamos a pisotear su tumba, que por cierto está en Abbey Road, Londres. Nos guacareamos, nos cagamos, nos meamos, nos gargajeamos en el rock felizmente convicto y confeso, perdón: contuso. Muera el rock. No hay pedo. Muera todo de una vez, que chingados. También moriremos nosotras en unos cuantos años,
Por: JOSÉ AGUSTÍN
Entre colores el jardín botánico, la silueta : Venus Semillas contemplando emociones éxtasis verde; luz en el agua de una visión extranjera. ll VENUS ROJO En el mar de plata mi ojo inerte Deseo: Mentira como el universo Labios húmedos atravesando a la virgen floral anillo de placer consumiendo una predicción Venus el sueño rojo lll VENUS MUJER Espero caminando dentro Te observo como luz que se El cielo respira a través de
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